No pude más, la curiosidad y las ganas de escribir me trajeron de vuelta. Tomé algunas consideraciones, cuidados y me dispuse a escribir.
Les cuento primero cómo fue lo de la operación. Nací con un ojo perezoso (el izquierdo) y de pequeña me tenía que poner parches y hacer unas terapias que ha decir verdad eran bastante aburridas, imagínense ustedes a una niña de 4 años entrando a un jardín infantil con un parche que no le permite ver ni por sí misma. ¡El acabose!. Así que ésta juiciosa infante tan pronto como su madre daba la vuelta sacaba a volar el parche en cuestión y fue creciendo tanto ella como una miopía muy tenaz.
Cuando tenía tal vez 8 o 9 años mi ojo derecho estaba tan puteado como mi ojo izquierdo (Bueno, no es cierto. No tanto) Así que me llevaron al médico y dijo que me podían poner gafas pero que eso significaba un peso brutal por la cantidad de dioptrias que debía tener cada lente. Sin contar con que iba a andar con dos culos de botella por ojos.
La salida número dos eran los lentes de contacto, y así se hizo. Debía quitármelos para dormir, nadar o ¡llorar! debía planear cuando lloraría pues debía tener los lentes fuera. Y así fue hasta hace once días.
Mi abuelo que todo lo puede, y es hermoso conmigo me pagó las dos cirugías.
La del ojo derecho fue simple y con láser, duró mas o menos siete minutos y no tiene mayores cuidados. Con el ojo izquierdo fue un poco más complicado, era sacar el cristalino y poner un nuevo lente (sintético, claro está). No puedo agacharme, hacer esfuerzos ni andar por la calle como si nada así que si ven a alguna loca bajo la lluvia con gafas oscuras, esa soy yo.
Y eso es todo, aquí estoy; con "ojos nuevos" y feliz :D
Creo que eso era todo lo que quería decir, ya escribí lo que quería escribir y puedo ser feliz again. Los leeré y no olviden comentarme :) Cada niño desobediente en el parque me hace muy feliz.
Me alegro que ahora puedas ver perfectamente :)
ResponderEliminarBesos de neón, darling, y gracias por pasarte siempre por mi blog.