Goooooood moooorning

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miércoles, abril 17, 2013

Los músculos de su espalda.


Dio la vuelta de tal manera que lo único que podía ver eran los músculos de su espalda, se movían con fuerza, eran como una sinfonía rápida, sonaba una música alterada en mis oídos con solo ver los músculos de su espalda. 
Pero eso era todo, yo quería saber si lloraba, si sonreía, ¿qué emoción habría en su rostro? ¿qué forma tendrian sus labios, sus ojos? Pero todo lo que podía ver eran los músculos de su espalda. 


¿Qué era eso tan grave que debía decirme? ¿Qué podía haber cambiado en un par de horas? ¿Por qué debía conformarme ahora con los músculos de su espalda si muy poco tiempo antes había contemplado hasta el último escondite de sus ojos?

No dio la vuelta, habían transcurrido más de cuarenta y nueve minutos y no había dado la vuelta, no había pronunciado palabra y la sinfonía de su espalda cada vez más acelerada, más rápida sólo podía acompasarse a mi corazón.


¿Que escondían sus ojos que no me miraban? Tras día y medio de ésta terrible soledad en compañía de los músculos de su espalda decidí enfrentarla. Y vi lo que escondían sus ojos, sus ojos que no esconderían nada nunca más. Sus ojos fríos, yertos, lejanos. 

La iba a extrañar, si que la iba a extrañar.